La plática

Estar con él
era como sentir
que el cielo estaba en la tierra.

El tiempo
parecía detenerse
tan solo para nuestras pláticas.

Sentados juntos
siempre hablábamos
de cosas tan divertidas.

Al final
todo mundo pasaba
y acabábamos riendo solos.

Sin motivo
siempre encontraba
una excusa para acercarse.

Había una hora
en la que terminaba por decir tonterías.

Cada día
algo nuevo por
contar y canción por escuchar.

La música nos
unía aún más
que cualquier sentimiento vano.

Y las historias
de amor o de pena
nunca faltaron en la conversación.

Aún en mails
una frase
servía de consuelo.

Su mirada
perdida entre
tanta tragedia era de soledad.

Al enojrase
las palabras
tropezaban entre sus dientes.

Cuando pensaba
su sonrisa
desaparecía en una mueca infantil.

Reía irónica
y burlonamente
al verse herido por el dolor.

Y triste
aún así
se veía tan indefenso y hermoso.

Nunca pensé
que vería
en ese hombre fuerte un niño asustado.

Y me preguntan
que si lo conozco
... ¡tal vez sí, tal vez no!

Pero sus
constantes palabras
y sus sueños secretos, solo yo los sé.



- S.Lee 13/Nov/00-