Monday, November 12, 2007

PARA ELLA

Yo no nací para reír, en vano
el sol baña con oros mi cabeza,
soy gentilhombre del dolor humano
y envuelto voy al insondable arcano
en el manto imperial de mi tristeza.

Nunca supe del bien, supe de dolo,
de frío y soledad; mi ser remeda
la noche pertinaz que cubre al polo.
Dejadme con mi angustia... ¡Estoy tan solo!
si me quitan mi angustia, ¿qué me queda?

Me quieres, bien lo sé, piadosa y franca
desciendes a mi mal con heroísmo,
y donde todo es negro, tú eres blanca
florecita de nieve en la barranca,
estrellita de luz en el abismo.

Me quieres, bien lo sé; pero me espanta
pensar que mi existencia es tan oscura,
que tu almita de luz, tu almita santa,
negra se vovlerá con sombra tanta
por querer que amanezca en mi negrura.

¿Como amaste el invierno siendo flor?
¿Cómo amaste el desierto siendo broche?
¿Cómo amaste el erial, ave canora?
¿Cómo tú, que eres lampo de la aurora
pudiste enamorarte de mi noche?

Dios lo sabe. Él te trajo a mi morada,
señaló a nuestro amor, la selva oscura,
hoy que penas en medio la jornada
yo reclino tu frente inmaculada
en el hombro inmortal de mi ternura.

Y el cielo prueba nuestro amor, el gozo
huyó gorjeando de la reja,
donde el sol alumbró tanto alborozo
y yo ya no soy más que una gran queja.

¡Cuántas dichas ayer en nuestra escena!
Pero el ala de Dios cubrió el santuario,
y sin piedad de ti que eres tan buena,
te clavó en el madero de la pena,
te trocó en virgencita del Calvario.

Mas ¿qué importa? El dolor es soberano
dispensador de gloria y de nobleza,
mi estrellita..., mi flor..., dame la mano
y vayamos envueltos al arcano
en el manto imperial de mi tristeza.

- Amado Nervo -

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